Los grandes objetivos de Paul McCartney de ser una estrella de rock se vieron superados por el mundo de los derechos de autoría. Este hallazgo del exbajista de Los Beatles aumentó su fortuna después de la separación del grupo, y trató de compartir el secreto del negocio con un gran amigo: Michael Jackson, a quien se lo recomendó. Si estuviese vivo, el norteamericano estaría feliz porque le ha servido a sus herederos en la batalla legal contra Quincy Jones.
El autor de “Thriller” adquirió los derechos de reproducción de 260 canciones en 1985. Era la etapa de su auge musical, con discos como “Motown”, y el consejo de Sir Paul fue muy oportuno para aumentar su fortuna. Lo más curioso de esta historia es que el bajista finalmente se arrepintió, iniciando un proceso legal contra los gestores de la estrella pop, que ganó hace unos años. De igual modo, el patrimonio del compositor de “Hey Jude” asciende al billón de dólares, aumentando incluso en un año de recesión como 2020.
La amistad llegó a su máximo punto en la unión artística de “Say Say Say” que McCartney y Michael Jackson compusieron en 1983. Es increíble cómo en el videoclip que retrata una especie de escena de cowboys, huyen juntos con una fortuna de dinero en una carreta: escena totalmente premonitoria del consejo y escándalo que años después surgiría. La compra de las canciones de Los Beatles por 47 millones de dólares hizo verdaderamente rico al cantante de “Bad”. No llegó a saber que su propio amigo se arrepentiría por el aumento de su patrimonio, ni tampoco que su representante reclamaría autoría en discos y perdiera 6,9 millones de dólares.
El triste final de la polémica estrella pop tuvo sus consecuencias económicas muchos años después, en junio de 2009. Quincy Jones intentó reclamar parte de las ganancias reunidas en los hits más aclamados del artista, pero recibió un revés judicial millonario en su contra. Apenas le concedieron un 10% de la prima que inicialmente pretendía. Seguramente, trató de ganar el proceso judicial con la misma estrategia de McCartney. El exintegrante de Los Beatles tuvo más suerte que el exrepresentante de Jackson, puesto que logró el aval judicial de un tribunal de Manhattan para la devolución de los derechos en 2018.
McCartney asegura que trató de no ser avaro con sus conocimientos sobre la industria de la música. El bajista no imaginaba que el rey del pop reuniera toda el dinero necesario para depositar tanto en su cuenta, como en la de Yoko Ono, el monto total por los derechos de la banda de Liverpool. En este juego de fortunas cruzadas, lo cierto es que Sir Paul niega la codicia que algunos le atribuyen, y defiende que “es bueno tener dinero para contribuir a problemas médicos”. Tampoco los herederos de Michael Jackson están marcados por pérdidas económicas, sino que “Forbes” calcula que, al día de hoy, sigue produciendo aproximadamente 75 mil millones de dólares.
FUENTE: espectaculos.com
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