martes, 6 de julio de 2021

Rocío Chuquima plasma los sentimientos de las mujeres migrantes en 300 muñequitas

"Pareciera que vivir sin pena es vivir sin conciencia de la vida", dice Rocío Chuquimia mientras acomoda su colección de 300 muñequitas quita pena. Para la artista plástica, su exposición denominada Estar de Pena, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte, durante tres semanas, muestra el sentimiento de nostalgia que en las mujeres migrantes andinas es una sensibilidad común.

A Rocío le conmueve el sonido de la lluvia, las flores, la naturaleza, el canto de las aves o la cotidianidad de las personas. Creció en las cálidas tierras benianas, rodeada de hermosos paisajes que día a día le mostraban diferentes colores que ella intentaba plasmar en sus lienzos. Quizá ése fue su aliciente para extraer de la vida de las mujeres alteñas la sabiduría que da el vivir en tierras andinas.

La fragilidad y sensibilidad que tiene la artista siempre la llevan por caminos inhóspitos y casi no recurrentes para muchos. Por eso cuenta, con mucha alegría, que siempre camina con una libreta en la mano y un lapicero, ya que es en las calles donde encuentra su mayor inspiración.

Hace más de dos años, Rocío recorrió los principales mercados de la urbe alteña para preguntar a las señoras y caseritas ¿por qué dices que estás de pena?

“Cuando me acerqué, sentí que esa pena se transformaba en orgullo, alegría, nostalgia, rabia, ternura y muchos sentimientos que brotaban de sus respuestas”, contó Chuquimia.

La artista relató que la investigación que hizo le tomó más de dos años y encontró una variedad de réplicas en esa pregunta tan sencilla, pero pudo hallar el común entre todas esas contestaciones.

“Ellas hablaban de pena, pero no con un sentimiento de tristeza, sino con algo más, una especie de orgullo, alegría, hay un doble sentido, implica mucho más”, agregó.

Rocío relató que cuando comenzó a cuestionar a las caseritas y señoras, les pareció divertido, reían y hasta bromeaban con la pregunta, pero después expresaron que su pena es una forma de recordar todo lo que les pasó.

“Alguna me dijo: ‘Estoy de pena porque mi hija se fue a España, pero me manda platita’, creo que es una forma de estar consciente con la vida, porque si estás de pena, recuerdas lo que pasó o quieres que pase, es una forma de estar vivo”, explicó la artista.

MUÑEQUITAS QUITA PENA

Los días que Rocío entrevistaba a las mujeres se le ocurrió que de alguna manera podía quitar ese sentimiento de melancolía a través de la magia de los colores, texturas, vibraciones y energías. Inspirada en las figuras, diseños y atuendos de aquellas mujeres, costuró a mano 300 muñequitas a las que las denominó ‘quita pena’, como una manera de sanar esas heridas mediante la simbología de los tejidos ancestrales.

“Estar de pena simplemente había sido estar consciente de la vida”, dice la artista mientras esboza un recuerdo tierno de su niñez. “Crecí en el Beni, los Andes y la selva no son muy distintos, pero no es lo mismo, entonces la mezcla de ambas topografías me ayudó a crear un propio lenguaje”, contó.

Rocío destacó que para la vestimenta de cada una de las muñecas  estudió la simbología del color, su significado y su representación. Para las prendas utilizó textiles con diferentes formas, que tienen un valor importante en la cultura andina.

FUENTE:  Estéfani Huiza Fernández en Ahora el Pueblo

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