martes, 13 de julio de 2021

Reflexión en el Día Internacional del Rock

Por: Huáscar Adrián Cajías Cueto

Muchas sensaciones encontradas provoca la evocación de esta celebración denominado Día del Rock, la más fuerte tal vez, sobre su existencia con más de 50 años y que marcó la agenda cultural de varias generaciones de millones de jóvenes.

Desde mis años de adolescente, la actitud motor del género fue la contrariedad con el mundo adulto, en efecto, ellos decían blanco, yo negro o psicodélico. También existiendo lo díscolo entre las sub-corrientes; claro, existía ya esa divergencia entre los que gustaban del metal hair hasta lo más extremo en contraste con los que preferían el más clásico de dos décadas antes, siendo hijos de una misma madre, el Rock n Roll.

Subrayando, no concibo hasta la fecha independencia entre ambos. Es tautología, perenne reflexión, que su rebeldía fue siendo absorbida de manera irremediable por la industria, la cual califica la sustancia de mercancía transable y la que no, es decir volviéndose dócil, acorde a las corrientes políticas y filosóficas más conservadoras.

El mercado transformó de acuerdo a sus designios, la evidencia que es una veta económica segura los viejos roqueros que viven de sus años juveniles siendo los megaeventos generacionales, conciertos, una veta económica única, la renta vitalicia ventaja otorgada por aquellos que sudan nostalgia y nada más. En esta senda, el género fue sustituido por las masas, y no al revés, es que el rock también dio curso a su propia trivializacion.

El Rock al ser producto cultural del capitalismo también agotó su sustancia mercantil, dado el ciclo de vida del producto, como todo bien de consumo y fue relevado por otro elemento juvenil, dejando lo viejo para el que añora, para el que piensa que lo "viejo fue mejor".

Somos como el vino, como justificaba un amigo, mientras más añejo mejor, esperando que no sea solo un aderezo de ensalada, sin ese gen sustancial, lo renovado. Estamos en el tiempo de fetichizar el pasado mediante modas y los artilugios comunes que se argumenta en su favor es variado ; que lo sucio y antiguo fue mejor o que tiene magia, siendo la negación de apreciar lo relativo, mientras la industria aprecia esto como una forma regenerarse.

Somos consumidores de un producto que no gesta epopeyas, que vive de su glorioso pasado y es asimismo peligrosamente conservador.

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