¿Cómo nace el proyecto “Bajo Tierra”?
Se formó el 6 de abril de 2002 cuando coincidimos en una sesión de ensayo Sergio Terán, Ernesto Guevara, “Nelo” Copa y Rudyard Vargas. Casi de inmediato no dimos la tarea de componer y grabamos nuestro primer sencillo “Hambre y Dolor”. Poco después la banda graba el sencillo “El SarirI”, tema compuesto por Nataniel Gonzales y Luciano Callejas con el que comenzamos a explorar la identidad de nuestra música.
¿Dónde radica la necesidad de hacer rock del bueno?
Es importante que, como bolivianos, tengamos la posibilidad de expresar nuestra cultura y nuestra realidad a través del rock que es un género honesto y directo. La estética de “Bajo Tierra” no es necesariamente fusión en términos clásicos para música boliviana pues la identidad boliviana se encuentra en la música en sí: estructuras, acordes, escalas que usa la música boliviana que son claramente compatibles con las que usa el rock. Es ahí donde se encuentra la esencia de “heavy metal” que hacemos con fuerte identidad boliviana sin necesidad de incluir instrumentos nativos, por ejemplo. Hacemos rock que nos exige mucho técnicamente y nos obliga a llegar al límite de nuestras capacidades por lo que conscientes de nuestras limitaciones este género nos ayuda a crecer como músicos y a liberar nuestros demonios. Hacer música con “Bajo Tierra” es catártico.
¿Qué bandas han significado una influencia directa en su sonido?
Las influencias musicales son muy diversas y responden al entorno de preferencias de cada uno de los integrantes de la banda, aunque se pueden identificar algunos géneros musicales como el heavy metal clásico, el rock boliviano y el folklore andino. Bandas que incluyen en nuestro trabajo son muchas, prácticamente todo lo que disfrutamos con pasión aterriza en las composiciones de “Bajo Tierra”.
¿Qué temáticas les gusta abarcar en sus letras?
Las canciones de “Bajo Tierra” reflejan intereses colectivos que claman justicia social y abogan por el respeto de los derechos humanos y de la Madre Tierra; la reflexión histórica y crítica de diversas vivencias. La música a más de un espacio de liberación funciona también como un espejo social.
¿Cuántos trabajos de estudio tienen al momento?
Hemos producido 3 discos de larga duración, varios Demos, un par de soundtracks para audiovisuales bolivianos, un disco Split Junto a Insignia de Argentina y varios compilados de rock boliviano, entre ellos el “Metal Marka”.
¿Cuál dirían que es la mayor traba de hacer rock propio y original en un medio como el nuestro?
La falta de educación desde los niveles más básicos lleva a tener un pensamiento errado el cual pone al arte y en este caso a la música en segundo plano. Si existieran mejores niveles de educación en general, el ciudadano promedio podría escoger de manera libre lo que escucha y no simplemente lo que el medio local obliga. Los medios locales, sin contar el internet, muestran y promocionan música comercial de muy bajo aporte artístico y cultural, alineados a un sistema que explota comercialmente tanto música como imagen.
¿Cómo ha sido la acogida de sus seguidores con el paso de tiempo?
Sentimos que de ser los nuevos en la escena metalera en 2002, y con evidente rechazo a las exploraciones del metal con folklore al principio por parte de los puristas, tras 20 años de vigencia, ahora somos una especie de veteranos del “Heavy Metal” boliviano y vemos cómo ahora muchas bandas construyen a su manera y con mucha creatividad la estética musical que nos identifica como país y nos hace únicos. Es muy interesante encontrar un público que por una parte son los viejos diablos de la escena, colegas de nuestra generación, y que por otra, nos trae un público renovado que, prácticamente, nació junto con la banda y ahora ya tiene edad para asistir a nuestras presentaciones. Se siente un respeto especial.
¿Cómo ponderan la gira “Suplica Por Mi Alma” como aporte para ustedes como banda?
El aporte de nuestra actual gira es enorme porque nos permite llegar a una nueva generación, la cual no necesariamente escuchó nuestros anteriores discos. El hecho de haber editado el disco en formato de vinilo también nos permite llegar a un público que no necesariamente consume “Heavy Metal”, me refiero a los coleccionistas que cada vez son de mayor cantidad. De esta forma, nos permite cumplir con nuestros seguidores que desde el comienzo de nuestra carrera nos acompañan y esperaban con ansias un nuevo material. A eso súmale que para muchos músicos; el 2022 ha significado el retorno a los escenarios y, en nuestro caso, con un matiz especial, pues volvemos con nuevo disco.
¿Qué depara la agenda del 2023?
En este año continuaremos difundiendo nuestro nuevo trabajo con presentaciones en nuestro país y fuera de él. También retomaremos un proyecto junto al maestro Nataniel Gonzales que dejamos en suspenso por la pandemia en 2020. Esperemos que la propuesta musical que resulte con este enorme músico del folklore y rock boliviano pueda ver la luz en próximos meses.
FUENTE: El Diario
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