Por: Edgar Ramos Andrade
- Bolivia, a través de sus conductores estatales o de su sociedad influenciada por la industria cultural (multimedia convencional), tiene deuda histórica con muchos artistas. ¿Ejemplos? La “Camerata del Oriente”, esa incansable juventud cruceña cuya versión de “Jumechi” es memorable; Tola Claudio y su “Rosita Pochi” es nuestra escuela de idioma guaraní junto a su “Chacarera del corrupto”; Glen Vargas y su mágica guitarra hicieron el mejor homenaje a “Niña camba”; Benjo Cruz es el cantor revolucionario que además de hacerse guerrillero por convicción, dejó innumerables canciones y alegatos como “Grito de ida y vuelta”; Jaime Junaro es ese orureño olvidado que cantó “Los mineros volveremos”, que es himno en toda protesta social; Adela Zamudio es la cochabambina cuyo poema de dimensión mundial “Nacer hombre” se estudia más afuera que dentro de Bolivia.
- Igualmente: Sebastiana Kespi, la actriz Uru Chipaya del semidocumental de 1941 dirigido por Jorge Ruiz; Dante Uzquiano, el paceño innovador del folk fussion, al que aún lo vemos viajando en el “Colectivo 2” por Sopocachi; Jesús Durán Bejarano, el Jechu, que fue visionario integral y nos dejó enormes canciones, como “Jallalla” o Jumbate; Luzmila Carpio, la nortepotosina de timbre de voz y oído infinito; o, Matilde Casazola la chuquisaqueña de la mítica cueca “De regreso”, que es el himno de los migrantes bolivianos.
- Es muy difícil –casi imposible– encontrar monumentos, plazas o calles con estos nombres. Y la lista es larga… Nuestro sistema educativo (Ministerio, Seducas, Distritos, Núcleos, Direcciones) se aplazaron, aunque tienen derecho a desquite, y designar escuelas, colegios, núcleos y distritos educativos con esos nombres. Más aún, podrían insertar contenidos de esas producciones artísticas en los planes de estudio de escuelas y colegios. O aplicarlos, y explicarlos, en cada hora cívica. Tarea para la casa.
- Alfredo Domínguez Romero (Tupiza 9 julio 1938 – Ginebra 28 enero 1980) es “ese otro gran olvidado por el Estado y la sociedad bolivianas” ¿Cómo? Fue autor de memorables canciones: “Sí, señora”, el enorme huayño que documenta la discriminación europea a los migrantes, sudamericanos y africanos en la década de 1960. “Doña ciencia”, huayño-alegato crítico a la modernidad causante de la crisis global, pese al enorme avance científico.
- Sin embargo, la cantata “Vida, Pasión y Muerte de Juan Cutipa” (niño campesino analfabeto, adolescente zafrero en Jujuy, Argentina, soldado raso en Tarija y, minero indio en el Consejo Central Sud) es su inmortal obra, además del bello bailecito “Tupiza”, y el lamento “Rosendo Villegas Velarde”, que arranca más de una lágrima.
- Por ahora desconocemos que, además del micro monumento en Tupiza, se haya erigido en Ginebra, en Potosí o en La Paz un monumento, o se haya designado una calle, avenida, plaza o un municipio del país con el nombre “Alfredo Domínguez Romero”. Demasiado desagradecimiento, social y estatal.
- Por ello, desde el Centro Cultural Torino impulsaremos –intentaremos– dos propósitos: a) Condecoración Cóndor de Los Andes y b) Museo “Alfredo Domínguez Romero”. La senadora potosina Ana María Castillo entendió nuestra idea y también el biógrafo y cover José María Pantoja, además de Jesús Guzmán, alcalde de Tupiza.
- ¿Cómo lo haremos? Dimos el paso inicial el lunes 25 con el justo homenaje y (nos) asignamos tareas: a) Compromiso público de los conductores del Estado (Alcaldía Tupiza y Parlamento), b) Ley del Gobierno Autónomo Municipal de Tupiza (tarea para concejales/as), Ley del Gobierno Autónomo Departamental de Potosí (tarea para asambleístas y Gobernador); c) Ley de Asamblea Legislativa Plurinacional (tarea para senadores y diputados); d) Implementación por el Ministerio de Culturas y Despatriarcalización (tarea para el gobierno). ¿Qué queremos? Que los instrumentos artísticos (de música y pintura) de Alfredo sean repatriados a Bolivia y construir el “Museo Interactivo Alfredo Domínguez Romero” que no sea mudo, sino que disfrutemos del arte del tupiceño de oro.
- Todos estamos desafiados y, tenemos tareas específicas. Basta de sobre-valorar lo artístico externo (sin desmerecerlo) pero, por favor, demos prioridad a rescatar más lo nuestro y, Alfredo –como los artistas aquí nombrados– dio mucho como artista y como persona que supo transmitir en su arte toda su vivencia, que es la de miles de bolivianos y bolivianas, en oriente y occidente.
- No será sencillo llegar a la meta trazada. Tampoco es imposible. Solo tenemos: voluntad, paciencia y perseverancia. Contamos con la buena voluntad de las autoridades y esperamos receptividad de legisladores, tupiceños y potosinos y de nuestro Ministerio de Culturas. Amable lector: No lance deseos de buena suerte. Acompáñenos y denos apoyo moral y material, por favor.
FUENTE: El Diario
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