Pasaron casi 50 años desde “Isabel” y “El chachoncito”, las primeras canciones que el reconocido artista Willy Claure interpretó a sus 11 años. Hoy, está pronto a celebrar a su natal Cochabamba en compañía de la Orquesta Filarmónica de Bolivia junto con 35 músicos que plasmarán en 20 canciones la carrera del icónico cuequero.
“Con la orquesta (Filarmónica) viene a ser viene a ser un trabajo fenomenal, ponerle un nuevo traje de gala a la cueca boliviana, llevarla a un nivel acústico, auditivo y no para bailar; porque no vamos a mostrar parejas de baile, no habrá un cuerpo de baile, sino un cuerpo de músicos muy grande que estará tocando los instrumentos que componen una orquesta sinfónica. Entonces va a ser un encuentro muy rico en cuanto a musicalidad, arreglos musicales y llevar a este ambiente a la cueca, no tanto festivo, sino auditivo”, aprecia Claure, acerca del concierto a realizar.
En 2001, tuvo un encuentro similar interpretando ocho cuecas con la Orquesta Sinfónica Nacional en la ciudad de La Paz a invitación del director de la misma. Yacen 22 años dese ese entonces, en los cuales las experiencias y nuevas composiciones reivindicaron a Claure en la cueca boliviana.
“Fue mi primera experiencia con la orquesta sinfónica. Estoy emocionado y bastante estresado porque es un trabajo increíble, había que darle todos los arreglos a un director. Son 20 temas, a un director le toma de 2 a 3 semanas hacer el arreglo de un tema porque tienen que hacer la línea melódica para los violines, segundos violines, chelos, trompetas; es todo un trabajo”, detalla.
SOBRE MATILDE
Considerado uno de los promotores para el reconocimiento a la poetisa y compositora Matilde Casazola, Claure destaca el trabajo invaluable de la artista chuquisaqueña en el país.
“Es un orgullo boliviano, no tenemos muchas Matildes en Bolivia y hay que cuidar lo que tenemos. El haber impulsado que ella pueda recibir el Cóndor de Los Andes, por ejemplo, es un incentivo para ella, un aliciente que le da el Estado boliviano con una condecoración máxima, que no es tan simple recibir eso, hay que hacer los méritos y Matilde los ha hecho, nos ha dejado un montón de composiciones musicales que yo incluí y son parte de mi repertorio. Las canto en cada concierto y muchos músicos toman sus obras”, refiere.
Acerca de la figura de la joven rebelde que Casazola expone en su poesía y composiciones, Claure relata que el proceso de “comprometerse con la palabra” le demoró varios años.
“El mostrar mis obras públicamente no ha sido fácil. Desde que empecé a mis 15 o 16 años componía melodías en guitarra. Siempre ha sido un problema para mí, sobre todo a esa edad, meterme con la palabra, hablar, tomar el compromiso de la palabra. Entonces sí, cantaba música revolucionaria esa época, interpretaba canción social como Inti Illimani, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti”, destaca sobre sus inicios en el mundo de la música.
PRIMEROS PASOS
Recuerda u par de canciones inéditas que interpretaba prácticamente cuando era un niño.
“Cuando yo tenía 11 años tenía una canción que se llamaba “El chaconcito”, un huayño que hablaba de un colegial que no le gustaba estudiar y se salía de clases. Después cantaba “Isabel”, una canción que estaba hecha en base a una melodía que se llama “Juegos Prohibidos”. Eso cantaba de chiquito en el colegio. Para entonces tenía 11 años, ahora tengo 60…son casi 50 años”, recuerda.
LA CUECA
“La cueca es nomás”, dice en referencia al género en torno al cual Claure edificó su carrera como músico y compositor, haciendo referencia a que este género siempre fue una decisión.
“La cueca es una decisión de un momento, por un momento ha sido algo que llegó a mí sin ninguna premeditación. Había grabado un cassette cuando tenía poco más de 20 años con la intención de dejar de hacer folklore y hacer rock y jazz. Para hacer esos géneros uno tiene que cambiar el chip porque los conceptos musicales son diferentes. Entonces debía desligarme un poco. Grabé un cassette con mis obras y composiciones, y el momento en que escuché toda la grabación la mayoría de los temas eran cuecas”, recuerda.
“Sor cuequero empedernido”, es a descripción que hace sobre sí mismo usando tres palabras, en referencia al género que lleva consigo donde va.
La vida de Willy Claure es muy simple, a pesar de ser uno de los mayores exponentes de la cueca boliviana, incluso a nivel mundial. Cuando no hace cueca, la piensa, y cuando no, pasa el tiempo en su jardín y cuida de sus siete gallinas y dos gallos.
Recientemente incursionó en las letras con su libro “Cuecasofando”, un poemario con sus composiciones; mismo cuya segunda edición será presentada en la Feria Internacional del Libro de Cochabamba, junto con Editorial Kipus.
El 1 de octubre, presentará “Willy Claure Sinfónico 2023” en Sucre, ciudad a la cual pasará la capitalía de la cueca boliviana, de acuerdo a la Ley 764. Posteriormente realizará una gira musical en Europa, por un mes.
FUENTE: Brenda Molina, Opinión